Conocido por aquellos que lo vivieron y explicado tanto por estos como por historiadores, el Holocausto conmemora a todas las víctimas asesinadas que vivieron en una decadente Europa, donde la ideología nacionalista “radical y antisemita” llegó a su extremo máximo.

Muchos autores han escrito sobre las persecuciones antisemitas como Gustavo Corni, en su libro Breve Historia del Nacismo[1]; Laurence Rees, Auschwitz[2], explicando no solo lo ocurrido en este Campo de Concentración, sino también los motivos de su rápida construcción; y del mismo autor, El Holocausto, obra que recopila las historias contadas por sus protagonistas.

Tras finalizar la Primera Guerra Mundial y la firma del Tratado de Versalles (19 de noviembre de 1919), Alemania se sumergió en una profunda crisis ya que, al ser la principal culpable de la guerra, debía pagar los daños causados.

Con la llegada al poder de Adolf Hitler como Canciller (30 de enero de 1933) y la proclamación del Tercer Reich (2 de agosto de 1934), el pueblo judío fue la principal víctima de este nuevo escenario. Hitler, aprovechando la depresión del pueblo alemán, acusó a los judíos de ser los culpables de la crisis económica que se arrastraba desde el 1919 y desplegó una serie de medidas en contra de estos, como las prohibiciones: salir del país, casarse con gente que no fuese judía o dirigir negocios.

Esta supresión de derechos no se detuvo ahí, también se les obligó a abandonar sus casas y sus propiedades, las cuales pasarían a ser del Reich, y ellos serían llevados a un gueto.

Heinrich Himmler, en sus memorias Algunas ideas sobre el modo de tratar a la población foránea del Este, exponiendo su negativa hacia los Guetos y proponiendo encerrarlos en Campos de Concentración, obligándolos a construir para el Reich[3]. Rudolf Hoess, principal encargado de la dirección del Campo de Concentración de Auschwitz obligaba a recordar el lema del campo “El trabajo os hará libres” para que los prisioneros diesen lo máximo de ellos, la mayoría fueron incapaces de aguantar tanta crueldad[4].

Con la caída del Tercer Reich (1945) y la liberación de los presos en los Campos de Concentración[5], el mundo dio a conocer el daño del antisemitismo. Seis millones de judíos pasaron por los Campos de Concentración, y millones de ellos nuca salieron de allí. A pesar de tales actos inhumanos, en los juicios de Núremberg, los acusados alegaron en todo momento que lo que ellos hicieron era lo correcto, según el refrán de las setas[6], y no sentían pena por sus actos, he incluso algunos se reían contando lo que hacían con los presos.

Esto originó que las ONU, que se había creado justo al finalizar la Segundo Guerra Mundial, se centrase en buscar un Estado para los judíos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] GUSTAVO CRONI, Breve historia del Nacismo, ALIANZA, 2017, pp. 126-14.

[2] LAURENCE REES, Auschwitz, CRÍTICA, 2013, pp. 34-54.

[3] Los prisioneros de los Campos de Concentración fueron obligados a coser los uniformes de la SS, hacer pomos de oro (robado de los propios judíos), colocar las vías de tren para los propósitos del ejército nazi, así como construir sus propios crematorios.

[4] La vida de los prisionero en los Campos de Concentración fueron inhumanas, ya que los de la SS se encargaron de hacérsela imposible: comían solo dos veces al día y trabajaban diez y seis horas, las condiciones higiénicas eran horribles, a la mínima que no estuviesen trabajado recibían un tiro en la cabeza, si se caían al suelo podían ser azotados hasta la muerte, golpeados o aplastados; eran castigados a pasar las noches frías desnudos fuera de su barracón, para dar lecciones a los demás prisioneros, los de la SS decidían fusilar a trentena; etc…

[5] El daño y el dolor causado al pueblo judío fue de tal barbarie, que aún no entendemos como esto pudo producirse e incluso como no se supo inmediatamente.

[6] Los nazis expandían su antisemitismo con un refrán que comparaba a los judíos como a las setas, las cuales se veían como las demás pero podían ser venenosas.

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Memoria histórica: el Holocausto y el por qué del Estado Judío

Memoria histórica: el Holocausto y el por qué del Estado Judío

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Profesor particular Carlos
PUBLICADO EL 26 DE FEBRERO DE 2020 POR CARLOS / Etiquetas:

Conocido por aquellos que lo vivieron y explicado tanto por estos como por historiadores, el Holocausto conmemora a todas las víctimas asesinadas que vivieron en una decadente Europa, donde la ideología nacionalista “radical y antisemita” llegó a su extremo máximo.

Muchos autores han escrito sobre las persecuciones antisemitas como Gustavo Corni, en su libro Breve Historia del Nacismo[1]; Laurence Rees, Auschwitz[2], explicando no solo lo ocurrido en este Campo de Concentración, sino también los motivos de su rápida construcción; y del mismo autor, El Holocausto, obra que recopila las historias contadas por sus protagonistas.

Tras finalizar la Primera Guerra Mundial y la firma del Tratado de Versalles (19 de noviembre de 1919), Alemania se sumergió en una profunda crisis ya que, al ser la principal culpable de la guerra, debía pagar los daños causados.

Con la llegada al poder de Adolf Hitler como Canciller (30 de enero de 1933) y la proclamación del Tercer Reich (2 de agosto de 1934), el pueblo judío fue la principal víctima de este nuevo escenario. Hitler, aprovechando la depresión del pueblo alemán, acusó a los judíos de ser los culpables de la crisis económica que se arrastraba desde el 1919 y desplegó una serie de medidas en contra de estos, como las prohibiciones: salir del país, casarse con gente que no fuese judía o dirigir negocios.

Esta supresión de derechos no se detuvo ahí, también se les obligó a abandonar sus casas y sus propiedades, las cuales pasarían a ser del Reich, y ellos serían llevados a un gueto.

Heinrich Himmler, en sus memorias Algunas ideas sobre el modo de tratar a la población foránea del Este, exponiendo su negativa hacia los Guetos y proponiendo encerrarlos en Campos de Concentración, obligándolos a construir para el Reich[3]. Rudolf Hoess, principal encargado de la dirección del Campo de Concentración de Auschwitz obligaba a recordar el lema del campo “El trabajo os hará libres” para que los prisioneros diesen lo máximo de ellos, la mayoría fueron incapaces de aguantar tanta crueldad[4].

Con la caída del Tercer Reich (1945) y la liberación de los presos en los Campos de Concentración[5], el mundo dio a conocer el daño del antisemitismo. Seis millones de judíos pasaron por los Campos de Concentración, y millones de ellos nuca salieron de allí. A pesar de tales actos inhumanos, en los juicios de Núremberg, los acusados alegaron en todo momento que lo que ellos hicieron era lo correcto, según el refrán de las setas[6], y no sentían pena por sus actos, he incluso algunos se reían contando lo que hacían con los presos.

Esto originó que las ONU, que se había creado justo al finalizar la Segundo Guerra Mundial, se centrase en buscar un Estado para los judíos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] GUSTAVO CRONI, Breve historia del Nacismo, ALIANZA, 2017, pp. 126-14.

[2] LAURENCE REES, Auschwitz, CRÍTICA, 2013, pp. 34-54.

[3] Los prisioneros de los Campos de Concentración fueron obligados a coser los uniformes de la SS, hacer pomos de oro (robado de los propios judíos), colocar las vías de tren para los propósitos del ejército nazi, así como construir sus propios crematorios.

[4] La vida de los prisionero en los Campos de Concentración fueron inhumanas, ya que los de la SS se encargaron de hacérsela imposible: comían solo dos veces al día y trabajaban diez y seis horas, las condiciones higiénicas eran horribles, a la mínima que no estuviesen trabajado recibían un tiro en la cabeza, si se caían al suelo podían ser azotados hasta la muerte, golpeados o aplastados; eran castigados a pasar las noches frías desnudos fuera de su barracón, para dar lecciones a los demás prisioneros, los de la SS decidían fusilar a trentena; etc…

[5] El daño y el dolor causado al pueblo judío fue de tal barbarie, que aún no entendemos como esto pudo producirse e incluso como no se supo inmediatamente.

[6] Los nazis expandían su antisemitismo con un refrán que comparaba a los judíos como a las setas, las cuales se veían como las demás pero podían ser venenosas.

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