La gestión emocional o gestión de las emociones hace referencia a ser conscientes de las emociones que sentimos, aceptarlas y regularlas si es necesario.
Por desgracia, vivimos en una sociedad que considera a las emociones irracionales y prácticamente enemigas de la razón. Pero lo cierto es que las emociones forman parte de nosotros y tienen una función adaptativa importante Por lo que hay que aprender a aceptarlas y llevarse con ellas lo mejor posible.
Directamente ligado a la buena o mala gestión emocional de cada persona, se le puede atribuir mayor o menos inteligencia emocional y esta misma está ligada al éxito en las distintas áreas de nuestra vida, como pueden ser las relaciones interpersonales o el trabajo.
La inteligencia emocional es un concepto que popularizó Daniel Goleman, pero la idea ya aparecía en la literatura gracias a otros autores, y deriva de la “Teoría de las Inteligencias Múltiples” de Howard Gardner.
Gardner definió la inteligencia como una capacidad desarrollable y no sólo «la capacidad de resolver problemas y/o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas». Por ello definió 8 inteligencias:
- Inteligencia lingüística: considerada una de las más importantes, ya que utiliza ambos hemisferios del cerebro y donde el uso amplio del lenguaje es la parte esencial para el desarrollo de este tipo de inteligencia.
- Inteligencia musical: talento innato en músicos, bailarines y cantantes.
- Inteligencia lógica-matemática: en ella se hace uso del hemisferio lógico del cerebro y es el tipo más cercano al concepto tradicional de inteligencia.
- Inteligencia espacial: asociada a personas que puedan hacer un modelo mental en tres dimensiones.
- Inteligencia corporal- kinestésica: capacidad de utilizar el cuerpo para resolver problemas o realizar actividades.
- Inteligencia intrapersonal.
- Inteligencia interpersonal.
Gracias a él sabemos que la inteligencia no sólo se reduce a lo académico sino que es una combinación todos los diferentes tipos de inteligencias.
Concretamente me gustaría hacer referencia a los dos últimos tipos de inteligencia. Ya que en el ámbito de las relaciones de las personas que componen una organización, son los que crean más conflictos y sin embargo, no se les atribuye importancia y se acaban relacionando con problemas cotidianos, situaciones concretas o incluso personas o departamentos concretos. Veamos:
- Inteligencia intrapersonal: es aquella que se define como la capacidad que nos permite conocernos mediante un autoanálisis, cuando las personas saben más de sí mismas.
- Inteligencia interpersonal: es aquella que nos permite entender a los demás y se basa en la capacidad de manejar relaciones humanas y la empatía con la que nos ponemos en el lugar del otro y reconocemos sus motivaciones, razones y emociones.
Bajo mi punto de vista, gestionar equipos de trabajo es uno de los mayores retos que a nivel empresarial se puede acometer. Ya que gestionar personas, es gestionar emociones, sensaciones y caracteres, desde los índices mas negativos, pasando por los neutrales y acabando en los más positivos.
Cada persona, es única y tiene sus sentimientos y sensaciones personales y el líder o gestor de personas debe acometer gestiones globales del equipo, pero sin dejar de vista que cada persona individual requiere de un tipo de gestión dentro del equipo de trabajo.
Cuántas veces hemos sufrido esa bronca de un “jefe” y cuando terminó, no supimos el porqué y lo atribuimos a que “tendría un mal día”. Esto es nefasto en las empresas y es debido a que las personas nos llevamos los problemas de la vida al trabajo y viceversa y provocamos daños colaterales a miembros de nuestros equipos de forma gratuita. Realmente el que suceda esto puede ser desde normal y humano (todos tenemos un mal día) a nocivo (trabajadores tóxicos).
Por ello, yo creo que todas la personas deberíamos plantearnos cuanto conocemos de nosotros mismos y si somos empáticos o no en nuestro entorno y porque lo somos o no.
Trabajar y relacionarse con personas, es un ejercicio muy complicado que parece fácil y no se le da la importancia que requiere. Además de que requiere de una gran inteligencia emocional para conseguir llegar al éxito con el equipo o grupo de personas y con ello al objetivo final que es el éxito personal o profesional.
Se ha demostrado que la inteligencia emocional ayuda a:
- Mejorar el conocimiento de uno mismo y de sus emociones.
- Tomar mejores decisiones.
- Mejorar el rendimiento en el trabajo y la productividad.
- Reducir y protege contra el estrés, ansiedad y la depresión.
- Favorecer las relaciones interpersonales y la empatía.
- Mejorar el desarrollo personal.
- Mejorar la capacidad de influencia y liderazgo.
- Favorecer el bienestar psicológico.
- Aumentar la motivación y ayuda a alcanzar las metas.
Es por ello, que las organizaciones que quieran crecer y desarrollarse en el futuro mercado cada vez más turbulento y cambiante, deberán invertir en las personas y apostar por líderes que estén formados y tengan habilidades en la gestión de personas.
Bajo mi punto de vista, a nivel global hay un largo camino que recorrer en este aspecto y las empresas deben de plantearse estos objetivos como una estrategia empresarial, mas que cómo una teoría o incluso en la parte mas superficial, como una obligación a cumplir porque existe un derecho.
Pero por otro lado, las personas debemos invertir también en nosotros, y no olvidar que estamos dentro de un sistema que no favorece el desarrollo óptimo de las personas. Por eso debemos de invertir en profundizar más en nosotros mismos y sacarle el máximo partido a nuestra inteligencia emocional y a partir de ahí podremos comenzar a trazarnos unos objetivos claros en nuestro mapa personal y profesional.
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