Hace tiempo que el Instituto de Estudios Aplicados de Comportamiento publicó la llamada “Pirámide del Aprendizaje” que ilustra que las actividades más estimulantes (para niños y adultos) son aquellas donde ellos participan. Cuando leemos retenemos tan solo un 10% de lo que recibimos mientras que, cuando lo enseñamos a otros la retención es del 90%.
Para aprender y sobre todo retener la información, hemos de pasar por un momento de interacción, de procesar lo aprendido para compartirlo o discutirlo o dibujarlo, o lo que sea. La cuestión es que podamos darles un lugar para interactuar con la información que reciben.
Este enfoque está cambiando las tareas que pedimos de nuestros alumnos. Si eso de “hacer llegar la información” siempre ha sido central, creo que ahora podemos interesarnos en las formas que el alumno tiene de procesarla, o de crear sus propias conclusiones.
Cuiriosidad ¿Qué es y cómo cultivarla?
La curiosidad es un aspecto esencial del desarrollo humano, y es algo que –creedme- nos servirá para muchas circunstancias de la vida.
A veces este ánimo de búsqueda está motivado por un sentimiento de incertidumbre “¿por qué será que pasa esto?”, en otras, de lo que se trata es de encontrar las cosas que despierten en nosotros atención (como un niño que, aburrido, busca en su entorno hasta encontrar algo que le interese). En este último sentido, la curiosidad es lo que aflora cuando hay que hacer frente al aburrimiento.
Como sabéis, lo que más me interesa es explorar el comportamiento del niño aplicado en la educación y últimamente pienso en cómo opera la creatividad en el proceso de aprendizaje.
Estos días me viene a la mente los recursos que usamos para hacer frente al abismo de tiempo que tenemos. Se me ocurre que ahora la gente tiene horas para sentarse, leer, dibujar, escribir, hacer pasteles o garabatos, pero que también hay hoyos negros para absorber de lleno las ganas de crear (que si la play, que si las pantallas), entonces me asalta la pregunta:
¿Cómo estimular la creatividad del niño?
Aquí volveré a las dos cuestiones básicas que mencionaba antes. Por un lado incógnita y por otra, el aburrimiento.
Se nos ha dicho que el aburrimiento es positivo para los niños. Un niño aburrido es un niño que comenzará a buscar, una vez que satisfacemos con un recurso fácil esta necesidad, bueno, la búsqueda se acaba. Por otra parte está lo que nosotros podemos hacer como profesores o padres para estimular este proceso de búsqueda.
En este caso los objetivos son algo fundamental. El niño de nuestro ejemplo exploraba el terreno hasta encontrar aquello que llamó su atención. ¿Y si tuviera algún motivo para encontrarlo? ¿Y si nosotros le diéramos motivos para encontrarlo?
Aquí volvemos a la pirámide del aprendizaje... Es nuestra tarea como profesores idear formas para adecuar el contenido a una forma interesante e interactiva que capture la atención del niño, que fomente su creatividad.
Si así lo deseas, podemos organizar una sesión para ver las necesidades y potenciales de tu niño o niño. Idearemos un plan de actividades en esta línea. Recuerda: la cuestión es potenciar el potencial creativo.
">En la entrada anterior hablaba de Aprendizaje activo y este concepto puede darnos pistas de cómo acercar a los niños al aprendizaje.
Hace tiempo que el Instituto de Estudios Aplicados de Comportamiento publicó la llamada “Pirámide del Aprendizaje” que ilustra que las actividades más estimulantes (para niños y adultos) son aquellas donde ellos participan. Cuando leemos retenemos tan solo un 10% de lo que recibimos mientras que, cuando lo enseñamos a otros la retención es del 90%.
Para aprender y sobre todo retener la información, hemos de pasar por un momento de interacción, de procesar lo aprendido para compartirlo o discutirlo o dibujarlo, o lo que sea. La cuestión es que podamos darles un lugar para interactuar con la información que reciben.
Este enfoque está cambiando las tareas que pedimos de nuestros alumnos. Si eso de “hacer llegar la información” siempre ha sido central, creo que ahora podemos interesarnos en las formas que el alumno tiene de procesarla, o de crear sus propias conclusiones.
Cuiriosidad ¿Qué es y cómo cultivarla?
La curiosidad es un aspecto esencial del desarrollo humano, y es algo que –creedme- nos servirá para muchas circunstancias de la vida.
A veces este ánimo de búsqueda está motivado por un sentimiento de incertidumbre “¿por qué será que pasa esto?”, en otras, de lo que se trata es de encontrar las cosas que despierten en nosotros atención (como un niño que, aburrido, busca en su entorno hasta encontrar algo que le interese). En este último sentido, la curiosidad es lo que aflora cuando hay que hacer frente al aburrimiento.
Como sabéis, lo que más me interesa es explorar el comportamiento del niño aplicado en la educación y últimamente pienso en cómo opera la creatividad en el proceso de aprendizaje.
Estos días me viene a la mente los recursos que usamos para hacer frente al abismo de tiempo que tenemos. Se me ocurre que ahora la gente tiene horas para sentarse, leer, dibujar, escribir, hacer pasteles o garabatos, pero que también hay hoyos negros para absorber de lleno las ganas de crear (que si la play, que si las pantallas), entonces me asalta la pregunta:
¿Cómo estimular la creatividad del niño?
Aquí volveré a las dos cuestiones básicas que mencionaba antes. Por un lado incógnita y por otra, el aburrimiento.
Se nos ha dicho que el aburrimiento es positivo para los niños. Un niño aburrido es un niño que comenzará a buscar, una vez que satisfacemos con un recurso fácil esta necesidad, bueno, la búsqueda se acaba. Por otra parte está lo que nosotros podemos hacer como profesores o padres para estimular este proceso de búsqueda.
En este caso los objetivos son algo fundamental. El niño de nuestro ejemplo exploraba el terreno hasta encontrar aquello que llamó su atención. ¿Y si tuviera algún motivo para encontrarlo? ¿Y si nosotros le diéramos motivos para encontrarlo?
Aquí volvemos a la pirámide del aprendizaje... Es nuestra tarea como profesores idear formas para adecuar el contenido a una forma interesante e interactiva que capture la atención del niño, que fomente su creatividad.
Si así lo deseas, podemos organizar una sesión para ver las necesidades y potenciales de tu niño o niño. Idearemos un plan de actividades en esta línea. Recuerda: la cuestión es potenciar el potencial creativo.
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